Dejar de ser una “drama queen”

Si algo me ha traído madurar, es a dejar de reaccionar por cualquier cosa que me incomoda. Es algo que agradezco profundamente, pues me doy cuenta de que esas continuas reacciones son agotadoras y te mantienen todo el tiempo en un estado de estrés bastante perjudicial.

¿Quiero decir con esto que ya no siento ni padezco? No, para nada. Dejo en paz mis sentimientos, dejo que sucedan, pero no reacciono a ellos, simplemente los gestiono mucho mejor. Me mantengo en un estado de observación de lo que me pasa, permito que suceda y después saco conclusiones para comprenderlo.

Pienso en momentos en los que solo reaccionaba y veo como complicaba mucho más las cosas. Alejé a personas de mi vida por eso. A veces no nos damos cuenta de que nos pasan situaciones que nosotros mismos hemos provocado.

No es cuestión de culpas, sino de responsabilidades.

Por mi vida han pasado muchas personas con la misma cantinela de: “¿Por qué me pasa a mí esto? ¿Qué he hecho yo para merecer esto?”. Las escuché detenidamente y siempre me venía la misma sensación, la sensación de que la gran mayoría del tiempo somos víctimas de nuestras propias acciones.

Y creamos un culpable externo por nuestra incapacidad de asumir responsabilidades. No por eso debe uno fustigarse, simplemente hay que reconocer nuestra parte, aprender de ello, comprenderlo y dejarlo ir.

Obviamente, hay situaciones en las que no tenemos control de lo que sucede, no estoy hablando de ese tipo de situaciones. Ser conscientes de nosotros mismos precisamente nos trae la capacidad de reconocer cuando puedes, o no, hacer algo, pero sabiendo cómo.

Comprender la parte de responsabilidad que tienes tú en lo que te pasa, te ayuda a no volver a repetir esa experiencia o a gestionarla mejor en el futuro. Y vives mucho más feliz, pues tus niveles de estrés disminuyen. Os facilita muchísimo el camino.

Feliz jueves.

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